Vengo de un mundo distante donde no hay bardas, ni cercas
no hay mio, no hay tuyo, solo hay nuestro, de todos,
y el profundo respeto de saberse Uno con el Universo.
No hay mi jardín, hay nuestro paraíso, el de Dios para todos
no hay mi alberca, hay nuestros ríos, nuestros lagos, nuestros mares y océanos
no se limpia mi casa, se cuida La Casa, el planeta
no se guarda con llave, ni se vende, ni se compra
se comparte y para todos sobra
por tanto no se hurta, ni se ambiciona, pues nada falta.
El techo de La Casa es el cielo estrellado y por sus tragaluces es posible
viajar por todo el Universo.
Si cierras un momento tus ojos y buscas dentro de tu corazón
podrás recordar ese mundo y sabrás también que ya existió aquí.
Con ese recuerdo, todos juntos, unidos, podemos hacer que regrese
y con él, la Paz de Dios.
no hay mio, no hay tuyo, solo hay nuestro, de todos,
y el profundo respeto de saberse Uno con el Universo.
No hay mi jardín, hay nuestro paraíso, el de Dios para todos
no hay mi alberca, hay nuestros ríos, nuestros lagos, nuestros mares y océanos
no se limpia mi casa, se cuida La Casa, el planeta
no se guarda con llave, ni se vende, ni se compra
se comparte y para todos sobra
por tanto no se hurta, ni se ambiciona, pues nada falta.
El techo de La Casa es el cielo estrellado y por sus tragaluces es posible
viajar por todo el Universo.
Si cierras un momento tus ojos y buscas dentro de tu corazón
podrás recordar ese mundo y sabrás también que ya existió aquí.
Con ese recuerdo, todos juntos, unidos, podemos hacer que regrese
y con él, la Paz de Dios.
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